Hoy, con la irritante inmediatez del correo electrónico, nadie parece recordar la antigua costumbre de depositar un texto en el interior de una botella vacía y arrojarla al mar con la esperanza de que llegue hasta su destinatario, probable salvador de un náufrago. Una forma azarosa y extraña de entablar contacto que entusiasmó a literatos como Julio Cortázar en su célebre texto dedicado a la actriz Glenda Jackson.
Para despertar, debemos estar primero dormidos; para dormir, primeramente despiertos; para comprender, tuvimos que haber dudado antes y si dudamos, eso nos llevará a comprender; para morir, primero es la vida, entonces, ¿antes de vivir, no tuvimos que haber estado muertos?. En todos estos casos, los recuerdos son perpetuos... la memoria podrá fallar, pero nuestros sentidos están atentos para que con un aroma, un sonido, una visión, logremos recordar, nos guste o no.
Me enamore de ti porque me gusta ser la mujer que tu me sueñas.
Para despertar, debemos estar primero dormidos; para dormir, primeramente despiertos; para comprender, tuvimos que haber dudado antes y si dudamos, eso nos llevará a comprender; para morir, primero es la vida, entonces, ¿antes de vivir, no tuvimos que haber estado muertos?. En todos estos casos, los recuerdos son perpetuos... la memoria podrá fallar, pero nuestros sentidos están atentos para que con un aroma, un sonido, una visión, logremos recordar, nos guste o no.
Me enamore de ti porque me gusta ser la mujer que tu me sueñas.
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